martes, 10 de junio de 2014

EL AJO O EL LIMBO / CUENTO 5

Este cuento trata sobre un niño llamado Papoose el cual quería tanto a su hermano y se preocupaba tanto por él, que por los cuentos de libro que le regaló su abuela trataba de liberar a su hermano del limbo; una clase de monstruos que crean las hadas malvadas para cambiarlos por los recién nacidos sin nombre. Cuando llegó del hospital, la abuela Luisa le dio el bebé pero le daba miedo que lo fuera a coger muy fuerte o lo fuera a soltar en un descuido, esa noche, el bebe estaba llorando había un hueco entre un armario de la habitación de Papoose y la del bebé así que era como si estuviera llorando justo al lado suyo; papá y mamá se turnaban cada tres horas en ir a arrullar al pequeñín, pero a Papoose le preocupaba que el bebé se transformara el limbo por lo que le decía el libro que le había dado su abuela, quería dormirse pero odiaba que siempre le pasara esto: despertar en la mitad de la noche con ganas de hacer pipí, además de la ausencia de las sombras, ellas estaban siempre atrás de la cortina y querían siempre jugar aunque él no quisiera, se escondiera o se durmiera ellas sabían dónde encontrarlo así él llorara. Por tres noches el bebé estaba bien pero la cuarta se levantó de su cuna y se fue gateando hasta la habitación de sus padres, los miraba con cara inocente pero terrorífica además cada noche hacía lo mismo por lo que a Papoose le daba miedo, había una palabra que él había visto en el libro de su abuela la cual era "changeling" pero Papoose le llamaba limbo, el limbo solo miraba a los padres del niño pero a él no le parecía así, él creía que quería matar a sus padres. Un día que fue a bañar a su hermano con su madre Papoose debía aprovechar para exterminar al limbo de una vez por todas, su madre lo dejó solo y simplemente Papoose echó al bebé a la bañera tratando de ahogarlo, pero su mamá llegó, lo abofeteó y le dijo que tendría que irse hasta que Matías como habían llamado al bebé se hiciera grande, se fue con su abuela y estaba seguro que no volvería a ver a sus padres.

Este caso se trata de que se tiene que tener cuidad con lo que se le dice a un niño o en vez de eso darle la información correcta ya que pueden mal interpretarla. Este caso podemos compararlo con la vida real en varios aspectos diferentes a lo que los padres muchas veces ante las preguntas de sus hijos no dan una respuesta adecuada ya que sin necesidad de mentir a los interrogante que ellos plantean  porque como es bien sabido se les debe contestar con argumentos que ellos entiendan de acuerdo a su edad. Citando como ejemplo el interrogante: ¿de dónde vienen los niños?, a lo que los padres responden que los trajo la cigüeña creándoles así una mala orientación en el tema de la concepción y por consiguiente a lo que hace referencia a la sexualidad. Bien, debido a esto se presentan embarazos a edades muy tempranas debido a la falta de comunicación con sus padres, debemos tener en cuenta que los tiempos han cambiado y actualmente los niños cambian a más temprana edad tanto su aspecto físico como psicológico. Por consiguiente no solamente en este sino en cualquier otro tema a los niños se le debe hablar con la verdad porque aunque ellos ignoran muchas cosas no son tontos.

Esta historia me la relató mi papá ya que mi abuelita fue testigo de esto. Resulta que mi abuelita vivía en una finca y una vecina un día fue llorando desesperada a contarle lo que le había sucedido, esta señora tenía 2 hijos uno aproximadamente de 9 años y otro de meses, en un ocasión esta señora como era costumbre besaba al niño en repetidas veces expresando "tan lindo mi niño como sabe de rico como para comérmelo cocinadito". Sea que fuera correcto o no siempre hacía lo mismo sin pensar que el niño mayor la escuchaba sin pensar en cómo lo interpretarla. Cierto día tuvo que salir por un momento a hacer unas compras y dejó al infante en compañía de su hermano durmiendo, la madre no tardó mucho en la tienda el niño grande salió muy feliz a recibirla diciéndole "¡mamá mamá te tengo un buena noticia, ya te puedes comer a mi hermanito!". "¿Por qué dices eso hijo?", el pequeño la tomó de la mano y la llevó a la cocina para mostrarle como había metido al bebé en la olla del sancocho.

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